Envolveré mi cuerpo desnudo por el éxtasis que deja tras de sí un orgasmo. Pues aunque no estés de cuerpo presente esta noche en mi cama, tu solo recuerdo es capaz de hacerme gemir de placer. Puedo sentir como me acaricias aunque no sean tus manos las que recorren mi piel. Mi respiración se acelera al recordar la calidez de tu aliento sobre mi pecho. Las manos se deslizan hasta el interior de las piernas y siento una oleada de calor que me recorre. Necesito aferrarme a tus brazos, pero las sábanas servirán esta vez.
No más noches de soledad. Quiero tus manos, tus labios, tu piel…
Amante apasionada.
Siempre tuya.
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